Si hay un lugar de mi ciudad que me ilusionó de manera especial, ése era Carrión Música, con su escaparate de guitarras y otros instrumentos musicales, en la calle Manuel Iradier número veinte, a la altura de la Plaza Amárica.
La legendaria tienda de música, fundada por Cosme Carrión en 1880 y que mantuvo sus puertas abiertas durante 138 años, fue regentada por cinco generaciones de la misma familia, que imprimieron a la ciudad de Vitoria-Gasteiz una nota de música y alegría, y un compás de ilusión.
Mi historia con Carrión se remonta hasta la adolescencia: mi padre tenía un bar, y era durante el mes de agosto, en las fiestas de Vitoria-Gasteiz, que trabajábamos agotadoramente hasta el final de las mismas, cuando mi padre cerraba el bar por vacaciones. Todos los años aguardaba durante los días posteriores, con gran ilusión, la apertura de la tienda de instrumentos Carrión Música, que solía abrir sus puertas tras la festividad del quince de agosto. Acudía muy ilusionado, con el dinero que mi padre me daba por colaborar en su bar durante las fiestas, dispuesto a invertirlo en una de mis grandes pasiones: la música.
El día 16 de agosto allí estaba yo... en ocasiones nada más abrir la tienda. Con algo de dinero en el bolsillo, dispuesto a hacerme con una guitarra eléctrica o una acústica, un amplificador, una pedalera de efectos, un cuatro pistas... ideas no faltaban; pedales y atuendos, un micrófono... Recuerdo haber pasado una mañana y una tarde enteras, probando instrumentos. Al final siempre compraba algo de aquella magnífica sala aterciopelada, repleta de instrumentos colgados en las paredes.
Doy fe de que Carrión música era lo más. Cualquier músico o afinionado de mi época, lo sabe. Sus dueños llegaron a afirmar que era la mejor tienda de música de España; lo ignoro, pero en cualquier caso doy fe de que, para mí, era y será por siempre, el mejor escaparate de Vitoria-Gasteiz, con muchísima diferencia; algo que probablemente no podrá ser repetido, ni superado.
Añoro muchísimo los tiempos de Carrión Música, y desearía que todo volviera a ser como antaño: con una elegante puerta de madera, las guitarras en el escaparate y una sala de terciopelo al fondo... con todas aquellas personas que formaron parte de mi vida, cuanto todo estaba por suceder.
La legendaria tienda de música, fundada por Cosme Carrión en 1880 y que mantuvo sus puertas abiertas durante 138 años, fue regentada por cinco generaciones de la misma familia, que imprimieron a la ciudad de Vitoria-Gasteiz una nota de música y alegría, y un compás de ilusión.
Mi historia con Carrión se remonta hasta la adolescencia: mi padre tenía un bar, y era durante el mes de agosto, en las fiestas de Vitoria-Gasteiz, que trabajábamos agotadoramente hasta el final de las mismas, cuando mi padre cerraba el bar por vacaciones. Todos los años aguardaba durante los días posteriores, con gran ilusión, la apertura de la tienda de instrumentos Carrión Música, que solía abrir sus puertas tras la festividad del quince de agosto. Acudía muy ilusionado, con el dinero que mi padre me daba por colaborar en su bar durante las fiestas, dispuesto a invertirlo en una de mis grandes pasiones: la música.
El día 16 de agosto allí estaba yo... en ocasiones nada más abrir la tienda. Con algo de dinero en el bolsillo, dispuesto a hacerme con una guitarra eléctrica o una acústica, un amplificador, una pedalera de efectos, un cuatro pistas... ideas no faltaban; pedales y atuendos, un micrófono... Recuerdo haber pasado una mañana y una tarde enteras, probando instrumentos. Al final siempre compraba algo de aquella magnífica sala aterciopelada, repleta de instrumentos colgados en las paredes.
Doy fe de que Carrión música era lo más. Cualquier músico o afinionado de mi época, lo sabe. Sus dueños llegaron a afirmar que era la mejor tienda de música de España; lo ignoro, pero en cualquier caso doy fe de que, para mí, era y será por siempre, el mejor escaparate de Vitoria-Gasteiz, con muchísima diferencia; algo que probablemente no podrá ser repetido, ni superado.
Añoro muchísimo los tiempos de Carrión Música, y desearía que todo volviera a ser como antaño: con una elegante puerta de madera, las guitarras en el escaparate y una sala de terciopelo al fondo... con todas aquellas personas que formaron parte de mi vida, cuanto todo estaba por suceder.
Atentamente:
Rafael Moriel
Rafael Moriel
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