viernes, 6 de diciembre de 2024

«La demencia de mamá», una novela de Rafael Moriel

«La demencia de mamá»,
un libro de Rafael Moriel

Ficha Técnica

Género: novela dramática.
Nº páginas: 294.
Formato: papel tapa blanda y ebook.

Sinopsis

Edurne es una sexagenaria que padece insomnio y agitación nocturna, lo cual afecta al día a día con su marido. Tras acudir al psiquiatra y ponerse en tratamiento, su trastorno evoluciona hasta la demencia. Paulatinamente, Edurne pierde sus facultades físicas y mentales, haciéndose dependiente. Su marido y sus cuatro hijos se vuelcan en cuidarla, sacando lo mejor y lo peor de cada cual.

«La demencia de mamá» es una novela dramática en torno a la demencia, que incapacita a su protagonista, deteriorando las relaciones familiares hasta destruirlas.

«La demencia de mamá» analiza las diferentes etapas por las que atraviesa una enfermedad compatible con la demencia por cuerpos de Lewy, la segunda demencia más habitual, después del Alzheimer. Y lo hace hasta las últimas consecuencias, y el fatal desenlace. Asimismo, es un manual de posibilidades y formas de abordar la enfermedad, así como de la posible mala praxis médica y otros errores posibles. Evolución, diferentes tratamientos, residencias geriátricas, etc.

«La demencia de mamá» es una cronología de lo acontecido y experimentado por los miembros de la familia Eguíluz frente a la enfermedad de Edurne, con sus diferentes puntos de vista y el correspondiente papel que cada cual juega, o le dejan jugar, dentro de la jerarquía familiar.

Una novela sobre la demencia, que refleja fielmente a quien la padece, así como a las personas que le rodean. Una narración objetiva e interesante, en la que cada fase de la enfermedad, cada punto de vista, cada tratamiento médico y cada posibilidad, quedan reflejados.


«La demencia de mamá»,
un libro de Rafael Moriel

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Atentamente:
Rafael Moriel

lunes, 11 de noviembre de 2024

Mi mejor amigo

A veces pienso en «mi mejor amigo» con cierto pesar, y me pregunto por qué ya no compartimos aquella próspera amistad.

A lo largo de mi vida, dejé de fomentar algunas amistades por decisión propia, sin duelo alguno. Sin embargo, y en relación a la pérdida de quien considero fue «mi mejor amigo», estoy seguro de que no fui yo quien la propició, y tampoco lo esperaba en ningún caso. He pensado mucho acerca de ello, atravesando diferentes etapas, algunas de ellas incluyendo a ciertos demonios. Finalmente, he logrado extraer algunas conclusiones que me han ayudado a madurar como adulto, poniendo fin a mis inquietudes:

Mi amigo y yo somos incompatibles, de veras que sí; de hecho, ya no es mi amigo, porque ni siquiera hablamos hace años, y no hay NADA que me una a él. Por mucho que me empeñase en negarlo, es la verdad. El resto... sólo conforma un sentimiento de tristeza y anhelo:

Nos llevaríamos fatal. Estando juntos, yo no podría ser yo, y viceversa. JAMÁS. Estaríamos continuamente poniéndonos en entredicho, porque ya no somos quienes fuimos. Fomentamos una excelente amistad durante décadas, pero todo aquello pertenece al pasado, y al mundo de los recuerdos. Ni siquiera estamos en el mismo nivel de consciencia, y no soportaríamos los roles que interpretábamos antaño... Nuestros intereses son distintos, nuestras apreciaciones otras. No tenemos nada en común y todo apunta a que, tras más de una década sin comunicarnos, somos dos perfectos desconocidos.

De nada sirve añorar el pasado, o aguardar a que algo cambie. Refugiarme en el ayer no ayuda, y significa que puedo estar triste en un momento dado. «Un tiempo extraviado, en un sueño imposible».


Me ha llevado años aclararlo...
El saber no ocupa lugar, aunque sí ocupa mucho tiempo. Le deseo lo mejor a «mi mejor amigo», agradeciéndole su amistad y sintiéndome orgulloso de haber sido su referente durante tanto tiempo.

Ahora sí, me despido.


Atentamente:
Rafael Moriel

jueves, 15 de agosto de 2024

Carrión Música

Si hay un lugar de mi ciudad que me ilusionó de manera especial, ése era Carrión Música, con su escaparate de guitarras y otros instrumentos musicales, en la calle Manuel Iradier número veinte, a la altura de la Plaza Amárica.

Carrión Música
fundada en 1880

La legendaria tienda de música, fundada por Cosme Carrión en 1880 y que mantuvo sus puertas abiertas durante 138 años, fue regentada por cinco generaciones de la misma familia, que imprimieron a la ciudad de Vitoria-Gasteiz una nota de música y alegría, y un compás de ilusión.

Mi historia con Carrión se remonta hasta la adolescencia: mi padre tenía un bar, y era durante el mes de agosto, en las fiestas de Vitoria-Gasteiz, que trabajábamos agotadoramente hasta el final de las mismas, cuando mi padre cerraba el bar por vacaciones. Todos los años aguardaba durante los días posteriores, con gran ilusión, la apertura de la tienda de instrumentos Carrión Música, que solía abrir sus puertas tras la festividad del quince de agosto. Acudía muy ilusionado, con el dinero que mi padre me daba por colaborar en su bar durante las fiestas, dispuesto a invertirlo en una de mis grandes pasiones: la música.

El día 16 de agosto allí estaba yo... en ocasiones nada más abrir la tienda. Con algo de dinero en el bolsillo, dispuesto a hacerme con una guitarra eléctrica o una acústica, un amplificador, una pedalera de efectos, un cuatro pistas... ideas no faltaban; pedales y atuendos, un micrófono... Recuerdo haber pasado una mañana y una tarde enteras, probando instrumentos. Al final siempre compraba algo de aquella magnífica sala aterciopelada, repleta de instrumentos colgados en las paredes.

Doy fe de que Carrión música era lo más. Cualquier músico o afinionado de mi época, lo sabe. Sus dueños llegaron a afirmar que era la mejor tienda de música de España; lo ignoro, pero en cualquier caso doy fe de que, para mí, era y será por siempre, el mejor escaparate de Vitoria-Gasteiz, con muchísima diferencia; algo que probablemente no podrá ser repetido, ni superado.

Carrión Música
mítica tienda de instrumentos musicales
de Vitoria-Gasteiz

Añoro muchísimo los tiempos de Carrión Música, y desearía que todo volviera a ser como antaño: con una elegante puerta de madera, las guitarras en el escaparate y una sala de terciopelo al fondo... con todas aquellas personas que formaron parte de mi vida, cuanto todo estaba por suceder.

La última foto de Carrión Música,
en recuerdo de aquellos maravillosos días

Atentamente:
Rafael Moriel