Poesía

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Introducción

  • Esta página reúne algunos de mis poemas escritos durante los últimos quince años, a modo divulgativo.
  • Mi poesía es honesta y frágil, muy directa y exenta de cursilería.
  • El formato poético es mi modo de expresar los sentimientos cotidianos en apenas unas líneas.
  • A diferencia de la ficción de mis relatos, en poesía busco la máxima expresión, tal como yo siento y entiendo el género poético.
  • Escribo mi poesía para ser leída en texto, por lo que a menudo, durante mis recitales, me invade la sensación de destrozar los poemas.
  • Os ofrezco algunos de mis poemas, en texto y posteriormente en vídeo, recitados por mí.
  • A través del botón «Recitando», del menú superior de la página, accederéis a otros vídeos.
  • Podéis disfrutar del modo «pantalla completa».


Índice


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1-Mi Anciana Vecina Cara de Niña
Mi anciana vecina cara de niña
menudita
de ojos azules
tan bonita y sonriente,
no pasea cada tarde
con su abrigo y el bolso,
arregladita de peluquería.

Un extraño terror asomó en sus ojos.
Le asignaron una muchacha que fumaba cigarrillos
cogida del brazo:
«Ánimo», le decía yo.

Poco a poco
su hermoso rostro borró la sonrisa:
«No puedo», se lamentaba tras cada escalón.
«No sea tan mimosa», le dije una tarde.

Ayer le introduje la silla de ruedas en el ascensor.
Ya no la acompañaba la muchacha del «fumarreo»,
ocho escalones nos llevaron diez minutos.

«No puedo más», me dijo ... y la recordé antaño,
de peluquería
paseando impecable
sonriente, con su abrigo y el bolso negros.

«No puedo más...», manifestó, y comencé a creerla de veras.

Rafael Moriel recita con Silvia San Miguel (piano)
(22-12-2011)


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2-Nuestra Historia de Amor es un Tango
Sensible,

pero orgulloso.

Un tango,
cogidos de la mano
los ojos enfrentados
gira que te gira...

Nuestro amor es un cuento
malvado.
Ahora sé que te amo
ahora que siempre lo supe,
es más sencillo si tú no estás.

Danza mi amor
nuestro tango:
Luz en la oscuridad
oscuridad en la luz
tú y yo,
dos inconscientes, incapaces de mantener
el cariño que el destino nos brindó;
amor de infancia
amor de baldosines de cocina, amor de goma de saltar
amor de barrio,
amor de carencias y clase media.

Bailemos
juntos
nuestro tango.
Sujétate con fuerza
Y escucha... escucha cómo
se escapa,
amor que nos queda grande.
Escucha amor, escucha en sus acordes
cómo adquiere
menor
importancia lo que fue
frente a lo que pudo haber sido.

Todo el amor del padre que no tuviste
y el niño que fui
danzan ciegos y enloquecidos.

Bailemos.
Entreguémonos a este tango
patético y
chulesco,
crudo y trágico.

Demos rienda suelta a nuestro loco
amor
de tragedia
que no conforma sino
un
imposible.

Nuestra historia de amor es un tango
transparente
y sensible,
histriónico,
un drama entre dos desalmados.

Baila amor mío,
dancemos esta, nuestra tragedia.


Rafael Moriel recita con Virginia Mauleón (piano)
(11-12-2010)


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3-Chica Poco Culo
Chica poco culo
desconoces
que te adoro, pues de niña
dabas saltitos todo el rato
de puro gozo y alegría.
Casi puedo verte antaño, tímida,
chillando enojada con voz de pito,
repitiéndote una y otra vez.
Entonces miro tu rostro y me reafirmo, aunque nadie
puede saber de qué hablo
y de eso sí estoy seguro.

Chica poco culo, al verte
me fijé en tu trasero
y me dije:
«No tiene culo, ésta es de los míos».

Chica poco culo, nuestras manos se acoplan
en gemelo destino,
idéntica longitud,
manos de chica y chico poco culo
y
mi cuerpo descansa en tu hueco,
y tu espacio se acopla en mi carne.

Chica poco culo...
porque dices abridores de apetito
a las banderillas en vinagre,
tomamos marianito rojo
como cuando críos el vino dulce previo a las comidas;
chica poco culo,
pues conservas, intactas,
tus muñecas de plástico
y tu abuela era de los rojos y sus charlas coloradas,
chica poco culo,
porque conoces el desamparo
y a veces el cuerpo te pide saltar
y correr,
chica poco culo...

Has dormido esta noche
abrazada a mi pecho
y desvelado,
permanecí en silencio durante horas,
observándote bien quieto
para no quebrar tu aire,
mirando al techo,
sintiéndote,
intentando recordar
cuantas razones
pudiera conocer
para seguirte amando
... chica poco culo.


Rafael Moriel recita con Virginia Mauleón (piano) y Gorka Aguado (imágenes)
(20-12-2007)


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4-Yo, ya te he Perdonado (10-10-2008)

«Cerrad los ojos», dijo entonces la voz.
Y comenzó a sonar aquella
melodía… antaño de ambos, hoy tan sólo mía, mía para siempre.

Fueron quince
quince segundos
en paz…
Todos aquellos años ya pasaron
en un solo recuerdo apenas repleto.

Ahora ya sé
que no me importa,
que te he perdonado…
a pesar de todo.

Yo, ya estoy en paz, tras lo cual
abrí mis ojos.

El mundo estaba repleto de puertas a las que llamar
de infinitas personas mejores que tú.

De mares y cielos
de labios más cálidos.
Yo, ya te he perdonado.
Ya no queda nada, sólo poesías.


Rafael Moriel recita con Virginia Mauleón (piano)
(11-12-2010)


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5-Mantis
Regresé bebido después de la boda.

Había visto mujeres solas, sus ojos buscando los míos.
Necesitaba compañía
pero abandoné en mitad del baile,
acaso como un cobarde de cine americano.

Me disponía a abrir el portalillo de casa
cuando la vi:
Una mantis
religiosa
verde,
inmensa,
acaso como un «Alien» en miniatura
moviendo trémulamente sus garras
sobre la manilla de mi puerta.

Levanté mi pierna y le di
una
hostia
a la mantis.

Cayó al suelo, se me enfrentó
y
le sacudí otra hostia
fragmentándola en dos partes.
Entonces la pisé.

Limpié mi suela,
tranquilo y sereno.
Una mantis quiso destrozarme el corazón
pero aquéllo ya estaba roto,
otra hembra no lo destrozaría.


Rafael Moriel recita con Virginia Mauleón (piano)
(11-12-2010)


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6-Poesía de Niños Corriendo
Estuve en el parque,
frente al ocaso de una tarde soleada.

La fuente propulsaba su chorro,
que descendía en gruesas gotas, redondas y brillantes
entre el fulgor de los rayos solares.

Mi sobrina le había puesto un chori a mi perrita Lola,
que correteaba, preciosa, entre un grupo de niñas
y dos muchachas se hicieron fotos
acariciando a un perro junto a la fuente.

Yo fumaba,
mirando descender el chorro
sobre la piscina, circular azulada.

Me dediqué un rato a jugar, «pillando» a mi sobrina y a las niñas,
entre los columpios.
Siempre me tocaba «pillar» a mí,
interpretando al payaso tonto
pues esa era la gracia.

Había un bocadillo en el suelo
y las niñas ofrecían sus pedazos a Lola,
forcejeando entre sí por guiarla de la correa.
Después se metieron en un túnel de arbustos y tupida vegetación
con diferentes accesos;
repitieron varias veces
asomando por cualquier lado...
Les gustaba atravesarlo con Lola de la correa,
riendo y vociferando la cogían entre varias,
mareándola,
con pedazos de bocadillo entre sus manos.

Y hubo un instante
retirado,
observando el parque con su fuente, en el que creí entender que todo cuanto
englobara un poema,
su nobleza e intención reveladora,
delación y sentimiento,
la propia realidad humana
definitivamente se sucede en la risa de los niños correteando,
retozándose en el esplendor de la tarde.

Niños que como yo, dejarán de serlo,
observando el chorro de una fuente
fumando cigarrillos.


Rafael Moriel recita con Marekhi Kotetishvili (piano)
(16-12-2010)


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7-Tu Foto de Niña, tu Foto Hippie que me Gusta
Me has enseñado tu foto del colegio.
Es una foto reducida, con mucha gente.
Me gustas de niña,
con el pelo largo y esas pintillas,
todas tus amigas por ahí, sentadas
en el suelo.

Miro tu foto y me abstraigo...
Cuando yo era pequeño me picaba la cabeza:
mi amigo Patxi siempre tenía piojos
y su casa era una casa
de plastilina
y de piojos.

Quisiera acariciarte de niña,
sonriendo en la foto;
rostro deformado
como Janis Joplin.

Te gusta mi paquete de cigarrillos,
mi jersey de lana,
me gusta que te guste
pero espero
entiendas
que no te puedo besar,
ni siquiera acariciar,
porque sólo he conocido la pasión
que no adivino en ti.

Me pides que te dé cariño,
y sabes que puedo
pero también que no finjo,
que mi vida es confusa
y no sé a dónde voy
y a momentos ni quién soy...

Pero yo me como la pizza y te hablo...
me gustan los días de fiesta;
tú siempre me escuchas,
sería mucho peor mi vida
sin ti.

... Todo el daño que me hicieran
no sería capaz de hacértelo,
porque me he visto reflejado
y me has enseñado
tu foto,
tu foto de niña, tu foto hippie que me gusta.

Dijiste que cuando aparecí
viste la luz. Un bar, mucha gente,
la luz. Quiero verla yo
también.
La luz.
Todos necesitamos luz,
aunque sean 30 vatios.
Mi rostro es una luz
a veces quisiera llorar.

Blanca, este poema es para ti, aunque me dé miedo escribir tu nombre
por temor a que seas algo bueno.


Rafael Moriel recita con Virginia Mauleón (piano) y Gorka Aguado (imágenes)
(20-12-2007)


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8-China China Japón, Media Vuelta... Pom (2008)
Matapollos:
Quisiera saltar en el tiempo...
y cogido de tu mano
tirarle del pelo a aquella niñata del:
«China china Japón, media vuelta pom...».

Morenita
de ojos rasgados,
indígena con el pelo salvaje y dos trenzas.
China china Japón, media vuelta pom…

China china Japón, media vuelta pom…
me encanta nuestro secreto.


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9-Joan Baez
Estoy escuchando tus canciones hace varias horas:
«¡Brindemos por la chusma!»... «¡Alza tu copa por la clase trabajadora!»...
y esas cosas.
Qué bonito.
Místico.
Hippie.
Soñador.
Idealista,
eso es todo.


Creo que no debemos pasar
toda nuestra vida escuchando bonitas
frases así,
acerca de la igualdad que no llegará, tanto sueño soñado por músicos y poetas.
¡Basta! Todos bien sabemos lo que ocurre,
sólo debemos poner manos a la obra: REPARTIR.

Joan Baez, creo que soñaré un rato más
con tus canciones.
Joan Baez, creo que me compraré todos tus discos.
Joan Baez, quiero que lo místico me salga por las orejas muy de mañana
escuchando tus discos hippies de las rebajas del Corte Inglés.

Joan Baez: quiero tocar la guitarra contigo y dejar
de trabajar. Creo que yo también me dedicaría a las causas justas. Sería bonito...


Rafael Moriel recita con Jaime Yacamán (guitarra)
(30-11-2006)


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10-Paquito
A menudo sorbía la saliva entre sus dientes,
con aquellas palas sobresaliendo,

y un día me dijo que de pequeño
merendaba pan
con mocos...

Yo solía llevar en el coche a mis padres,
hasta un pequeño pueblo
de unos veinte habitantes.

Él siempre estaba allí,
a la entrada del pueblo, entre las huertas
boina calada, manos en los bolsos, sorbiendo las babas,
tal que un desacostumbrado guardián entre el centeno
que bendice tu llegada.

Un día le escuché quejarse de las mujeres:
y lo vi tan sentido,
tan soltero, virgen tal vez...
ansiando féminas,
sorbiendo saliva con sus manos en los bolsos, boina calada.

Transcurrió el tiempo y me olvidé del todo,
pero alguien me dijo que Paquito sufrió un derrame cerebral
del que por fortuna se recuperó.
¡Aleluya!, me alegré.
Alguien aguardaría mi llegada,
el mundo funcionaba bien
y todo sería como antaño,
un guardián velando por nosotros.

Pero lo vieron una tarde
sobre una piedra,
sentado,
sin poder hablar
y a los pocos días le atacó de nuevo,
fulminándolo definitivamente.

Desde entonces aquel pueblo ya no es el mismo,
y los caminos están vacíos sin su guardián entre el centeno...

Paquito, recuerdo tus bocadillos
de pan
con mocos.

Mis viajes eran más esperanzadores
sabiendo que existía gente aguardando a otra gente.


Rafael Moriel recita con Virginia Mauleón (piano) y Gorka Aguado (imágenes)
(20-12-2007)


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11-El Sonido de la Carne
Donde ahora picotean las palomas,
sobre el pavimento
hace unas horas escuché el sonido
de la carne
del vecino.

El sonido de la carne es como el estallido de una bomba
cuando caen sobre los coches;
un sopapo fuerte, torpe y extraño
cuando lo hacen sobre la acera.
En cualquier caso jamás lo olvidas
y sabes que alguien lo ha hecho,
se ha precipitado al vacío cuando suena.

A menudo se agitan en convulsiones,
quizá algo resiste por dentro
y relajan.

Con éste van tres.
Resuena la carne y los hallo tendidos.
Un rostro, un hasta luego,
solía verlo pasear al perrito,
el otro día me saludó complacido
y eso me extrañó:
charlaba con una mujer en un banco del parque,
pero previamente pueden sentir una extraña manía, dicen.

Angustiado e inquieto, recorro el espacio de la casa
de silla en silla, sin hallar sosiego
hasta que finalmente me tumbo sobre la cama.
Imaginando, reconstruyo fotografías
en abrigos de espiga,
bufanda
sombrero, nieve y primavera...
me recreo visionando
al señor
en el transcurso de su existencia
y la lucha por la vida:
los hijos,
las ilusiones,
... sin poder desechar su imagen rota, descamisado,
alpargatas azules
los ojos abiertos,
la boca abierta, en la puta calle.

He perdido la voz
recordando su cuerpo inerte
tras el sopapo.

Vecinos que se agolpan,
viene la policía,
la ambulancia,
la secreta,
más gente,
dos horas y media allí tendido,
boca arriba,
no te arrojes en agosto, no lo hagas, hasta los jueces veranean.

Los ojos abiertos,
la boca abierta,
donde ahora quedan palomas.


Rafael Moriel recita con Say Chin Yeoh (piano)
(26-11-2004)


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Atentamente:
Rafael Moriel